Cortisol: nuevos avances para controlar la ‘hormona de estrés’
La exposición prolongada en el tiempo de exceso de cortisol puede tener graves consecuencias para el organismo
El osilodrostat es el nuevo fármaco que reduce la producción de cortisol al bloquear una de las principales enzimas implicadas en su producció
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El síndrome de Cushing es un trastorno hormonal causado por la exposición prolongada a un exceso de cortisol, una hormona producida por las glándulas adrenales, que resulta en un conjunto de manifestaciones clínicas, explica en declaraciones a OKSALUD, la endocrina del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, doctora Marta Araujo Castro.
En los últimos años ha habido varios avances significativos en cuanto al abordaje de este síndrome: «Es necesario seguir investigando en el desarrollo de nuevos tratamientos aunque ya hay muchas novedades eficaces. Se han perfeccionado los abordajes quirúrgicos, los equipos de radioterapia son más sofisticados y se han desarrollado nuevas moléculas, algunas de las cuales logran el control del hipercortisolismo en más del 85% de los pacientes», declara la Dra. Marta Araujo.
El cortisol, también conocido como «la hormona del estrés», aparece en momentos puntuales cuando no podemos gestionar determinadas circunstancias que parecen superar nuestras fuerzas.
Medicamentos eficaces
Uno de los fármacos más recientes para el tratamiento del hipercortisolismo es el osilodrostat. Este fármaco reduce la producción de cortisol al bloquear una de las principales enzimas implicadas en su producción, la enzima 11 beta hidroxilasa. «Hasta la fecha, es uno de los fármacos más potentes para controlar el hipercortisolismo. Gracias a la disponibilidad de fármacos más potentes, se logra que una mayor proporción de pacientes estén correctamente controlados. Esto tiene un claro impacto en la calidad de vida de los pacientes, ya que el exceso de cortisol genera múltiples síntomas y signos molestos, como astenia, debilidad de los miembros inferiores y superiores, fragilidad capilar, labilidad emocional, aumento de peso y de la tensión arterial, entre otros», explica la doctora.
Actualmente, explica la doctora Araujo, se han realizado nuevos estudios respecto al osilodrostat, conocidos como ensayos clínicos LINC: «Hay que destacar los LINC 2, 3 y 4, cuyos resultados de eficacia y seguridad son realmente buenos. Por ejemplo, en el LINC3 se incluyeron 137 pacientes con enfermedad de Cushing que tenían los niveles de cortisol libre urinario al menos 1,5 veces por encima del límite superior de la normalidad. Con una dosis media de 10 mg/día, se consiguió que el 86% de los pacientes con osilodrostat tuvieran una respuesta completa al tratamiento en comparación con el 29% en el grupo placebo a las 34 semanas. El descenso de los niveles de cortisol se asoció a una mejoría significativa de los síntomas relacionados con el hipercortisolismo. En el LINC4, se comparó el porcentaje de pacientes con respuesta completa a las 12 semanas de tratamiento en el grupo de tratamiento con osilodrostat frente al grupo placebo, encontrando que el 77% de los pacientes con osilodrostat alcanzaron el objetivo primario después de 12 semanas de tratamiento».
Las terapias combinadas tienen un papel relevante en aquellos pacientes con hipercortisolismo severo y en los que no se controlan con el tratamiento en monoterapia. «Por ejemplo, en los pacientes con síndrome de Cushing debido a tumores ectópicos productores de ACTH, es habitual que el hipercortisolismo sea grave y se necesite usar combinaciones de dos o más fármacos para lograr los objetivos de controlar el cortisol y mejorar los síntomas derivados de este exceso, que en ocasiones pueden llegar a ser potencialmente letales», concluye la experta.
Testimonio personal
En 2017, con 27 años, Marina, enfermera de profesión, empezó a notar unos granitos en la zona de la espalda y escote. Acudió a atención primaria y le diagnosticaron una reacción alérgica. Posteriormente empezó a aumentar de peso, pero como había dejado de fumar, lo relacionó con ello.
Se puso a hacer ejercicio y dieta, pero empezó a sentir calambres en las piernas y su peso no disminuyó. También le aparecieron hematomas y en cuestión de dos meses empezó a sufrir otros síntomas asociados al Síndrome de Cushing: cara luna llena, vello facial, estrías, desaparición de la menstruación y engordar más (20 kilos). «Gracias a la aparición de tantos síntomas me diagnosticaron con rapidez y en cuestión de dos meses ya había sido intervenida», explica Marina.
«Durante la aparición de los síntomas y el diagnóstico sentí mucha incertidumbre pues no sabía que me estaba pasando e incluso si mi vida estaría limitada, sobre todo por los dolores musculares. Una vez fui diagnosticada sentí un gran alivio, ya tenía nombre para lo que me pasaba y por fin podría empezar a mirar hacia delante y luchar», declara la enfermera.
Uno de los mayores sueños de Marina era ser madre y con el diagnóstico le surgieron las dudas y los miedos ante la posibilidad de no poder serlo puesto que el Síndrome de Cushing puede producir esterilidad. «Tras largos meses y con la ayuda y el apoyo de mi familia y de mi endocrino, ese sueño ha sido posible, hoy en día soy mamá de un bebé de 11 meses y llevo una vida completamente normal adscrita a mi tratamiento».
Todo el proceso ha sido muy duro para Marina y concluye: «Durante todos estos años he echado en falta que hubiese algún tipo de asociación donde poder acudir para informarme y compartir experiencias con otras personas con el mismo síndrome».
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